Hace no demasiado tiempo hablábamos sobre el congreso que celebraba la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT) en Dubai y sobre el peligro que la libertad y anonimato de la red corrían si se aprobaban ciertas medidas. Un mes más tarde sabemos que una de las conclusiones a las que se llegaron fue la aprobación de un estándar, concretamente el Y.2770, orientado a permitir el espionaje y extracción de comunicaciones privadas que circulan en Internet.
Evidentemente, el revuelo causado no ha sido poco. El estándar aprobado está definido como una serie de herramientas para inspeccionar paquetes de datos de forma profunda. Los contenidos que circulan y enviamos diariamente a través de Internet están agrupados en paquetes de datos numerados, que se reconstruyen una vez llegan al destino en la red. Lo que estas herramientas permitirán será la reconstrucción de todos estos paquetes de datos antes de que lleguen a destino para poder observar su contenido y en consecuencia tomar las medidas apropiadas en materia de seguridad.
La medida supone una pérdida de privacidad para individuos y empresas, sobretodo por el hecho de regular un medio que hasta ahora era prácticamente autorregulable en su totalidad. También ha molestado la poca transparencia mediante la cual se ha aprobado el estándar, pues no han habido avisos previos, borradores o proyectos que a priori ya apuntaran a su aprobación.
Seguro que la noticia dará mucho que hablar. Tampoco sabemos desde cuando se pondrá en práctica el uso de este estándar o si ya se está practicando. Quedan también dudas sobre el uso más o menos honesto que se pueda hacer de éste. El tiempo sin duda nos dará respuestas a muchas de estas preguntas y seguro que planteará muchas más cuestiones que seguiremos discutiendo entorno a este polémico tema.