El mundo está experimentando una importante transformación digital, las tecnologías están cambiando profundamente la forma en que vivimos, trabajamos, aprendemos, socializamos y hacemos negocios. Ello supone que muchas personas poseen y utilizan múltiples dispositivos electrónicos (EEE), lo que conlleva inevitablemente un aumento en la cantidad de residuos electrónicos generados (WEEE).
Sin embargo, la tasa mundial de recolección y reciclaje de residuos electrónicos no está a la altura de este crecimiento. El Monitor Mundial de Residuos Electrónicos revela que en el año 2022, el mundo generó 62 millones de toneladas de residuos electrónicos, un promedio de 7,8 Kg por persona, y sólo el 22,3% (13,8 millones de toneladas) de esos residuos electrónicos generados constan como recogidos y reciclados adecuadamente.
Para hacernos una idea del ritmo de crecimiento, en 2010 el mundo generó 34 millones de toneladas de residuos electrónicos, y esa cantidad ha aumentado anualmente en un promedio de 2,3 millones de toneladas por año. Pero la tasa documentada de recolección y reciclaje formal ha aumentado de 8 millones de toneladas en 2010 a un ritmo promedio de 0,5 millones de toneladas por año. Por lo tanto, el aumento de la generación de residuos electrónicos está superando al aumento del reciclaje en casi 5 veces.
Cuando hablamos de residuos electrónicos todos pensamos generalmente en televisores, microondas, aspiradores, ordenadores, tablets y móviles, pero cada vez se añaden a la lista más objetos como electrodomésticos, smartwatches, bicicletas y patinetes eléctricos, monitores de salud, sensores ambientales, vapeadores, auriculares, elementos de telemedida y telecontrol, dispositivos electrónicos integrados en muebles y ropa, juguetes, herramientas, equipos de ahorro energético como LEDs, paneles fotovoltaicos, bombas de calor, coches “inteligentes”, etc.
¿Qué dispositivos electrónicos dejan más residuos?
Los equipos electrónicos pequeños, como videocámaras, juguetes, hornos microondas y cigarrillos electrónicos o vapers constituyen la mayor masa de residuos electrónicos con 20 millones de toneladas generadas en 2022, casi un tercio del total mundial de residuos electrónicos. La segunda categoría más importante son los equipos grandes (excluyendo los paneles fotovoltaicos) con 15 millones de toneladas en 2022. Pantallas y monitores actualmente representan el 10% de los residuos electrónicos generados (5.9 millones de toneladas). Los equipos informáticos y de telecomunicaciones pequeños, tales como teléfonos móviles, dispositivos GPS, routers, ordenadores personales, impresoras y teléfonos fijos ascendieron a un total de 5 millones de toneladas en 2022. Las lámparas representaron 2 millones de toneladas.
Los residuos electrónicos procedentes de paneles fotovoltaicos sólo supusieron 0,6 millones de toneladas en 2022 ya que es algo relativamente nuevo y con una vida útil de decenas de años, pero se espera que se cuadruplique en 2030, cuando los primeros paneles instalados alcancen el fin de su vida útil, pasando a 2,4 millones de toneladas. Su gestión es un aspecto vital a la hora de adoptar fuentes de energía limpia y renovable, no sea que lo que limpiemos por un lado lo contaminemos por otro.
Los residuos electrónicos generados en 2022 contenían 31 millones de toneladas de metales, 17 millones de toneladas de plásticos y 14 millones de toneladas de otros materiales (minerales, vidrio, materiales compuestos, etc.). Se estima que 19 millones de toneladas de residuos electrónicos, principalmente de metales como el hierro, que está presente en grandes cantidades y tiene altas tasas de reciclaje, se convirtieron en recursos secundarios. Los metales del grupo del platino y los metales preciosos se encuentran entre los más valiosos, pero están presentes en cantidades mucho menores; sin embargo, se estima que 300.000 Kg se convirtieron en recursos secundarios a través de prácticas formales e “informales” de reciclaje.
La dependencia de la producción de unos pocos
Aunque las tierras raras resultan cruciales para las tecnologías del futuro, incluida la generación de energía renovable y la movilidad eléctrica, el mundo sigue dependiendo de la producción de unos pocos países y las actividades de reciclaje sólo cubren alrededor del 1% de la demanda actual de tierras raras, tal vez debido a que el precio de mercado de estos elementos sigue siendo demasiado bajo como rentabilizar el reciclaje comercial a gran escala.
El número de solicitudes de patente para la gestión de residuos electrónicos se multiplicó por 5 de 2010 a 2022. La mayoría de estas patentes están relacionadas con tecnologías para el reciclaje de cables, y apenas se observa aumento en el número de patentes presentadas para tecnologías relacionadas con la recuperación de materias primas críticas.
La mayor parte de los residuos electrónicos se gestiona al margen de los canales regulados de recogida y reciclaje. Como consecuencia de esta gestión (llamémosla “que no cumple con las normas”), se liberan al medio ambiente cada año 58.000 Kg de mercurio y 45 millones de Kg de plásticos que contienen retardantes de llama bromados. Esto tiene un impacto directo y grave sobre el medio ambiente y la salud de las personas.
Países con más residuos electrónicos
En 2022, Europa generó la mayor cantidad de residuos electrónicos per cápita (17,6 Kg), seguida de Oceanía (16,1 Kg) y América (14,1 Kg). Dado que son las regiones con la infraestructura de recogida y reciclaje más avanzada, también tienen las tasas documentadas de recogida y reciclaje per cápita más altas (7,53 Kg per cápita en Europa, 6,66 Kg per cápita en Oceanía y 4,2 Kg per cápita en América).
Los países con mayor generación de residuos electrónicos por persona son: Noruega (8,8 Kg/persona), Suiza (8,4 Kg/persona), Islandia (8,1 Kg/persona), Dinamarca (7,9 Kg/persona) y Estados Unidos (7,6 Kg/persona).
Los países de Asia generan casi la mitad de los residuos electrónicos del mundo (30 millones de toneladas) con 6,4 Kg por habitante de media, de los que sólo se recicló el 11,8%, 0,76 Kg per cápita.
Los países africanos generan las tasas más bajas de residuos electrónicos (2,5 Kg por habitante), pero debido a su subdesarrollo sus tasas de reciclaje están por debajo del 1%.
En 2023 81 países habían adoptado políticas, legislación o normativa sobre residuos electrónicos. De ellos, 67 cuentan con disposiciones legales sobre REP (Responsabilidad Extendida del Productor) para residuos electrónicos. 46 países tienen objetivos de tasa de recogida de residuos electrónicos establecidos por ley. Y por último, 36 países cuentan con objetivos de tasa de reciclaje de residuos electrónicos fijados legalmente.
Una gestión difícil
La gestión de residuos electrónicos genera 28.000 millones de dólares en materias primas secundarias. La mayor parte de las pérdidas se producen por la incineración, el depósito en vertederos o el tratamiento inadecuado. La producción actual de materias primas secundarias evita la extracción de 900 millones de toneladas de mineral y evita la emisión de 93.000 millones de Kg equivalentes de CO2.
Los metales preciosos como la plata y el oro, pero también el cobre, el hierro/acero y el aluminio pueden reciclarse a tasas muy elevadas. Plomo, níquel, estaño y zinc también se reciclan aunque a tasas más bajas.
Pero en la basura electrónica también están presentes otras materias primas críticas de mayor valor, pero en cantidades mucho menores. Entre ellas se encuentran los metales del grupo del platino, como el paladio (Pd), el bismuto (Bi), el osmio (Os), el rodio (Rh), el platino (Pt), el iridio (Ir) y el rutenio (Ru), que representaban aproximadamente 140.000 Kg, de los cuales unos 121.000 Kg eran de paladio.
Un total de 5.100 millones de Kg de residuos electrónicos se enviaron a otros países en 2022. De estos, se estima que 3.300 millones de Kg se enviaron desde países de renta alta a países de renta media y baja a través de movimientos transfronterizos no controlados y no documentados, lo que representa el 65% del movimiento transfronterizo total de residuos electrónicos a nivel mundial.
Envíos ilegales de basura eletrónica
Los envíos ilegales de basura electrónica a países pobres se aprovechan de que los códigos de comercio internacional no diferencian entre equipos nuevos y usados. Esto abre la puerta a la clasificación errónea y las declaraciones falsas, así como a la mezcla de equipos eléctricos y electrónicos (EEE) usados legalmente con residuos electrónicos ilegales.
En muchos países de ingresos medios y bajos, un número significativo de “trabajadores autónomos” se dedica a la recolección y reciclaje informal de residuos electrónicos. Recogen equipos eléctricos y electrónicos (EEE) o residuos electrónicos usados de hogares, empresas e instituciones públicas a domicilio y los venden para su reparación, reacondicionamiento o desmantelamiento. Los desmanteladores descomponen manualmente los equipos en componentes y materiales comercializables.
Pero, para nuestra vergüenza, es en los países realmente pobres donde los “recicladores” (hombres, mujeres y niños de cualquier edad) conviven entre los residuos electrónicos que les enviamos, utilizando técnicas de quema, lixiviación y fusión para convertir los residuos electrónicos en materias primas secundarias.
Este «reciclaje de patio trasero», como lo llamamos eufemísticamente, carece de cualquier estándar de tratamiento, lo que provoca emisiones nocivas de ácidos, dioxinas, furanos, etc., no es eficiente, provoca una pérdida significativa de recursos, una alta contaminación ambiental y supone riesgos para la salud de los trabajadores y la comunidad local.
Varios estudios internacionales sobre las emisiones causadas por la quema al aire libre de diversos materiales peligrosos, ponen de relieve los riesgos para la salud que supone inhalar los metales pesados y los retardantes de llama bromados presentes en los residuos electrónicos plásticos.
Si aún no conoce el destino final y el impacto que nuestros residuos electrónicos pueden tener, le invitamos a ver cualquier video sobre, por ejemplo, el vertedero de Dandora, en Kenia, un lugar infernal donde la miseria se mezcla con la toxicidad. Entre la montaña de desechos electrónicos que les enviamos, niños y adultos se dedican a la búsqueda de materiales reciclables para sobrevivir.
¿Qué podemos hacer?
Al final se trata de regirnos por aquello que enseñamos a los niños en los colegios: Reducir, Reutilizar y Reciclar, las 3 erres.
Es importante tomar medidas para reducir la cantidad de residuos electrónicos que generamos y para garantizar que los dispositivos electrónicos que ya no usamos se reciclen de manera responsable. Algunas de las cosas que podemos hacer son:
- Comprar dispositivos electrónicos duraderos, diseñados para durar más tiempo, puede ayudar a reducir la cantidad de residuos que generamos.
- Alargar la vida útil de nuestros dispositivos, cambiándolos sólo cuando sea realmente necesario.
- Reciclar nuestros dispositivos electrónicos. Hay muchos lugares donde podemos reciclar por ejemplo nuestros teléfonos móviles, como tiendas de electrónica, centros de reciclaje y operadores de telefonía móvil.
- Evitar tirar nuestros dispositivos electrónicos a la basura ya que contienen materiales peligrosos que pueden contaminar el medio ambiente si no se tratan correctamente.
- Apoyar iniciativas de reciclaje responsable: Hay muchas organizaciones que trabajan para reciclar dispositivos electrónicos de manera responsable. Podemos apoyarlas donando nuestros teléfonos móviles, tablets, ordenadores, etc.
A la vista de los signos de fracaso de las políticas de “Crecimiento sostenible”, en las que se se prima el desarrollo económico procurando minimizar el impacto en el medio ambiente, algunas voces hablan ya del “Decrecimiento sostenible”, en el que deberemos anteponer nuestra salud y la del medio ambiente minimizando el impacto en el desarrollo económico.
Datos obtenidos del informe del Monitor Mundial de Residuos Electrónicos (Global E-waste Monitor), el cual fue fundado y es financiado conjuntamente por el Programa UNITAR SCYCLE, la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT, también conocida como ITU por sus siglas en inglés) y la Fondation Carmignac. Cuenta también con el apoyo del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente que presta su contribución financiera y cooperación en la recopilación de datos. The Global E-waste Monitor