Bien es sabido que desde la profiliferación y popularización de la telefonía móvil, las líneas fijas han ido decreciendo en los hogares españoles. Muchas veces se ha empezado a percibir al teléfono fijo como un servicio que tan solo acarrea facturas mensuales en cada casa, a la vez que se convierte en un bien cada vez menos útil, ya que todos los miembros de la familia gozan de su propio terminal móvil.
Las compañías telefónicas son plenamente conscientes y estudian estrategias que permitan, al menos, frenar estas caídas. En este sentido, esta semana conocíamos la noticia por la cual la Comisión del Mercado de las Telecomunicaciones (CMT) rechazaba la comercialización por parte de Movistar de una línea telefónica fija de menor coste diseñada para frenar la sustitución de líneas fijas por móviles. La cuota de línea actual de 13,97 €/mes empuja a algunos clientes a dar de baja la línea fija y sustituirla por una móvil, que no suelen llevar cuota de línea.
La nueva línea que plantearía Movistar llevaría asociado un compromiso de permanencia superior a 6 meses, lo que limita, por supuesto (y al igual que en el caso de las operadoras móviles) el cambio de compañía por parte del consumidor.La duración de la permanencia propuesta por Telefónica es excesiva a juicio de la CMT, por lo que no ha autorizado el producto. Sin embargo, Telefónica podría intentarlo de nuevo, ya que la CMT explica que no vería mal una permanencia máxima de 6 meses.
Las bajadas de precios son normalmente bien vistas, siempre y cuando ello no suponga una pérdida en la calidad del servicio para el consumidor. En este caso, la contraprestación supone la fidelidad al operador durante un periodo de tiempo que antes no existía. Habrá que ver en este sentido hacia donde se inclina la balanza del consumidor y si la estrategia sigue adelante o no, consiguiendo tal vez los objetivos propuestos.